La nena, encara que petita, considerava que el que estavan fent era una vejenada que no portaria enlloc. Devia te nir uns nou o deu anys. -"com és que els grans no s'anadonin del desgabell que n'estan montant i,jo que sóc la més petita de tots, ho vegi. No ho entenc". pensava molt sovint la nena.
Aquella historia es va acabar un dia, i el temps va anar passant. La nena es va fer gran i si le demanes que t'expliqui el primer record que li vingui a la memòria, sense pensar seria aquest: "M'acabava de menjar un prèssec i vaig deixar el pinyol ben net. El meu germà i jo teniem un lloc secret per jugar. Havien fet una cabana i tot. Dalt d'un toronet, en mig del bosc.
Devia ser per què veia als gran conrear coses, i com neixien, creixien, de sota la terra, com si del no res. S'em va ocorre que d'aquell pinyoll sortiria un presseguer. Així que vaig anar al lloc que considerava el millor: a raser de bestioles, vents forts, amb una vista esplèndida, on creixeria primer una branqueta, i mica en mica, amb el temps, es faria una arbre gran, fort i orgullós.
Amb la meva santa innocència faig fer un forat: amb una fondaria que vaig considerar suficient; una mica més per si de cas. vaig tornar a posar terra a sobre i vaig regar. I, així, durant uns dies. De tant en tant anava a veure si ja començava a sortir de la terra aquella branqueta.
Vam marxar d'aquell lloc, i encara em demano si, finalment, va crèixer un presseguer".
- "Què per què ho vaig fer? Pel simple gust de fer-ho, de saber que jo havia con tribuit a alguna cosa, a fer alguna cosa, a ajudar en alguna cosa. No esperava ni espero cap premi, reconeixement ni res per l'estil.
Ni tant sols l'arbre sabrà mai que vaig estar jo qui el va plantar, qui li va donar l'oportunitat de viure dalt un turonet. El que m'importa és saber que l'abre hi és.
Hace mucho, mucho tiempo, una niña que vivía en una ciudad, que iba a la escuela cada día, muy cerca de casa, se pasó un año yendo y viniendo del campo a la ciudad, en compañía de su hermano. Eran unos años de crisis, como ahora, y el padre pensó que sería una buena idea tener una especie de segundo oficio, por si acaso. El verano fue divertido el manso: había un gran bosque, piscina, y otra familia que también tenía niños con quien jugar. Al comenzar el colegio se levantaban muy temprano para coger el auotbús que los llevaría al colegio, con la comida que la madre les había preparado. Por la noche, el camino de vuelta se volvió más duro a medida que avanzaba el invierno. La niña, aunque pequeña, consideraba que lo que estaban haciendo era una estupidez que no llevaría a ninguna parte. Debía tener unos nueve o diez años. - "Como es que los mayores no se dan cuenta del desastre que están montando y, yo que soy la más pequeña de todos, lo vea. No lo entiendo". pensaba muy a menudo la niña. Aquella história se acabó un día, y el tiempo fue pasando. La niña se hizo mayor y si le pides que te explique el primer recuerdo que le venga a la memoria, sin pensar, sería éste: "Me acababa de comer un melocotón y dejé el hueso limpio. Mi hermano y yo teníamos un lugar secreto para jugar. Incluso habíamos hecho una cabaña. Sobre una colina, en medio del bosque. Debía de ser por que veía a los grandes cultivar cosas, y como nacían, crecían, de debajo de la tierra, como si de la nada. Se me ocurrió que de ese hueso saldría un melocotonero. Así que fui al lugar que consideraba el mejor: a resguardo de bichos, vientos fuertes, con una vista espléndida, donde crecería primero una ramita, y poco a poco, con el tiempo, se haría una árbol grande, fuerte y orgulloso. Con mi santa inocencia hice un agujero: con una profundidad que me juzgué suficiente, un poco más por si acaso. volví a poner tierra encima y lo regué. Y, así, durante unos días. de vez en cuando iba a ver si ya empezaba a salir de la tierra aquella ramita. Nos fuimos de ese lugar, y aún me pregunto si, finalmente, creció un melocotonero ". - "¿Qué por qué lo hice? Por el simple gusto de hacerlo, de saber que yo había contribuido a algo, a hacer algo,a ayudar en algo. No esperaba ni espero ningún premio, reconocimiento ni nada por el estilo. Ni siquiera el árbol sabrá nunca que fui yo quien lo plantó, quien le dio la oportunidad de vivir ,en una colina. Lo que me importa es saber que el árbol está.
No hay comentarios:
Publicar un comentario